martes, 7 de febrero de 2012

Congreso PSOE (y IV)

El viernes pasado emprendí viaje hacia Sevilla, con sentimientos encontrados: ilusionada y a la vez nerviosa por lo que íbamos a vivir en este Congreso y las consecuencias que iba a tener, fuera cual fuera el resultado.

No es desconocido cual era mi preferencia para este proceso congresual y mis reticencias hacia otro resultado, por lo que reconozco que posicionamiento es parcial.
El viernes fue un día más o menos tranquilo, con determinadas llamadas telefónicas y diversos momentos de tensión, que tuvieron su culminación al día siguiente.

El momento de los discursos fue uno de los mejores momentos de todo el fin de semana. Dentro, en la sala donde se encontraban los delegados y delegadas del Congreso, los apoyos se medían casi al 50%, pero fuera, donde nos encontrábamos los invitados, invitadas y periodistas, se decantaba claramente hacia la línea que exponía Carme Chacón.

Carme hizo un discurso con fuerza, con sentimiento y con una nueva perspectiva de modelo de partido. Algo que a la mayoría de los militantes de entre 30 y 40 años e incluso menos, nos entusiasmó y nos hizo creer que se podría cambiar algo en este congreso.

La espera del recuento fue muy tensa. Cuando se dio el resultado hubo un silencio en la zona donde yo estaba, que se rompía con los gritos de apoyo a Rubalcaba. Una prueba más de que la gran mayoría de los invitados e invitadas de este Congreso queríamos u cambio, un airte fresco, y eso no se produjo.

Tengo que reconocer que cuando se convocó el Congreso, siempre dije que si los delegados y delegadas al Congreso eran los que elegían al Secretario o Secretaria General (algo que debía hacerse así porque lo marcaban los estatutos, y no podemos saltarnos nuestras normas así como así), no iba a haber un cambio. Relamente llegué a creer que se podía ganar, por eso cuando oimos el resultado es como si se nos cayera una losa encima.

Tengo que reconocer que no me puedo alegrar por lo que ha salido en la CEF. Conozco a muchos de ellos y sé lo que son capaces de hacer y no hacer, y no es ni el partido ni la política que yo quiero, es decir, están, en su mayoría, muy lejanos de mi pensamiento. 

El sábado demostramos a Carme el cariño que le teníamos, un acto espontáneo, sin cámaras, en el que le animábamos a que continuara y no abandonara la idea de cambio.

El partido está dividido, es cierto, pero no hemos elegido quien será candidato o candidata. Aún queda tiempo para eso, y espero que en dos años estemos hablando de algo más. Ahora comienza el proceso congresual regional, provincial y local. Ahí se verá si habrá cambios o se mantiene todo como está.

Creo que hemos perdido una oportunidad de dar el mensaje que nos demandaba la sociedad. Creo que se ha olvidado lo importante y se ha primado en mantener el puesto (como la mayoría de las veces) y nos va a hacer estar en la deriva durante un largo tiempo,hasta que se cambie radicalmente.

No tenemso que olvidar que el PP ni ningún otro partido, ha ganado los 4,5 millones de votos que hemos perdido. Esos votos son de nuestra gente que nos pedía cambio. No lo hemos hecho, y no los hemos recuperado. Tendremos que explicarlo.

Mi última línea la quiero dedicar a Carme y a su equipo, que con su trabajo, sin entrar en descalificaciones, su amistad y su cariño nos ha hecho recuperar la ilusión y la esperanza a la militancia más joven del partido y que queremos no perder todo esto en el camino. Ánimo y fuerza. Todos juntos tiraremos de esto para delante.

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